sábado, 23 de febrero de 2019

Poema para golpes de Estado y otros menesteres

¡Sacad la poesía a las calles!

Colgad versos en las cuerdas de tender
de los balcones,
gritad poemas en los telefonillos
de todas las casas
y exhibid pancartas y banderas
con sonetos de bata y mandil.

Hay que sacar la poesía a las calles,
hacer que inunde el estanque del Retiro
y que brote sin control
en las fuentes de los barrios.

Parad el tráfico en hora punta
y pegad cuartillas en todos los parabrisas
para que la gente las pueda leer.

Debéis usar tanques que lancen libros
y pistolas que disparen balas
de tinta y papel.

Formad un ejército de poetas,
de locos y de artistas
que rompan el aire
con el rasgar de sus plumillas.

Hacedlo de noche,
de día,
después de la siesta
o del café con porras,
pero hacedlo, maldita sea.

Unid vuestras manos, plumas y versos
y sacad la poesía a las calles.

La gente debe saber,
debe leer,
tiene derecho a leer lo que yo escribo
en las noches que no puedo dormir.

Nosotros tenemos derecho a hacer
que la gente no quiera dormir.

Que se abracen los unos a los otros,
que lean en voz alta, media o baja.
Que lean en el metro,
en sus casas,
que den de mamar a sus hijos mientras leen.
Y sueñen mientras leen.

Que beban de la teta de la poesía
y crezcan libres junto a poetas libres
que cuelgan en los balcones
sus versos
en la cuerda de tender.