Esa chica, la del 31
la que sale por las mañanas
discreta y arreglada
y rompe la acera con sus tacones.
Esa chica que deja un rastro
de perfume
y versos
cuando pasa.
Que bebe deprisa en los bares,
que se sonroja si la miro.
Que mueve la cabeza
con su canción favorita
y me dibuja una sonrisa
si se queda a mi lado.
Esa chica capaz de detener el tiempo,
que no corre la San Silvestre.
Que se monta sin invitación en mi coche
y se baja antes de que llegue a mi destino.
Ella es capaz de escribir un verso,
de soñar despierta sin que nadie se lo impida,
de grabar a fuego palabras en una hoja en blanco
y pagar luego la factura del incendio.
Esa chica, la del 31,
la que enloquece cuando la pienso
y la pienso siempre que escribo.
Esa chica, cariño, eres tú.
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